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Relevar la importancia de los Recintos Deportivos como espacios de memoria.
Preservar el valor patrimonial, histórico, político, social y cultural de los Recintos Deportivos, donde se violaron los Derechos Humanos.
Coordinar acciones que permitan la difusión del valor histórico de los Recintos Deportivos.
Implementar acciones de preservación de los sitios de Memoria.
Recopilar información sobre nuestros recintos que fueron utilizados como centros de detención, tortura y exterminio.
“Un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”
En su última sesión plenaria antes del receso de febrero, el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) acordó por unanimidad aprobar la solicitud de declaratoria como Monumento Nacional, en categoría de Monumento Histórico, del Sitio de Memoria Estadio Fiscal de Punta Arenas, y solicitar a la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio la dictación del decreto respectivo. El recinto seguirá funcionando tal como hasta ahora, acogiendo eventos deportivos y culturales.
La solicitud de declaratoria fue presentada en abril de 2021 por la Agrupación Cultural y DDHH Orlando Letelier y cuenta con 33 cartas de apoyo de distintas organizaciones. El recinto –que por entonces aún se hallaba en construcción- fue habilitado como centro de reclusión, interrogación y tortura, cargo de efectivos de inteligencia de la Fuerza Aérea de Chile, entre septiembre de 1973 y noviembre de 1974.
La Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, conocida como Comisión Valech, registró 34 recintos utilizados como lugares de detención en la Región de Magallanes. El Estadio Fiscal de Punta Arenas fue uno de los primeros y por allí pasaron cerca de 200 personas, que fueron sometidas a tratos inhumanos y degradantes, incluyendo torturas, simulacros de fusilamientos, trabajos forzados y condiciones de hacinamiento, con poca comida y abrigo en el clima extremo de la ciudad.
Los valores que justifican la aprobación de la declaratoria apuntan a que constituye un testimonio histórico material del funcionamiento de la FACH, en particular del Grupo Tigre 118, así como de los trabajos forzados a los que fueron sometidos los prisioneros que pasaron por el lugar, ya que durante el día, y en algunas ocasiones por la noche, debían trabajar en obras de término del complejo deportivo, que finalmente fue inaugurado en 1976.
Entre los atributos, en tanto, se encuentran los camarines (llamado antaño Eco y Whisky, por su orientación geográfica), el “monolito” conmemorativo construido por los propios presos, el sitio de formación, las graderías del sector norte (que se mantendrán inalterables tras los trabajos de remodelación que se harán en el resto del estadio) y los accesos por Calle Enrique Abello y Calle José González.
“El bien es una expresión de la historia reciente del país, de la represión como política de Estado y de las memorias de las víctimas de violaciones a los derechos humanos. Su preservación en el tiempo es una contribución a la educación y promoción de los derechos humanos del conjunto de la sociedad, como una expresión de la obligación estatal de garantizar la verdad de los hechos, reparar simbólicamente a la víctimas, sus familiares, a la sociedad en su conjunto y generar garantías efectivas de no repetición en el ámbito de la cultura y el patrimonio”, acordaron los consejeros.
En tanto, la presidenta del Consejo del Consejo de Monumentos y subsecretaria del Patrimonio Cultural, Carolina Pérez Dattari valoró la decisión, ya que representa un importante hito para la región con miras a la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado: “Como sucede con otros sitios de memoria, la solicitud de declaratoria del Estadio Fiscal de Punta Arenas surgió de agrupaciones de derechos humanos que trabajan día a día por mantener viva la memoria de sus seres queridos. Con este reconocimiento, avanzamos en nuestro compromiso irrestricto como Estado con la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición”.
*Solo falta esperar la Toma de Razón y la Publicación en el Diario Oficial
Unidad de Memoria y DDHH.
IND
“Un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”
Un 10 de diciembre de 1948 La Asamblea General de Naciones Unidas en París proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos que considera:
A pesar de que esta declaración universal fue firmada por la mayoría de los países del mundo, sigue siendo un anhelo y tarea pendiente para los países el respeto a los Derechos Humanos.
LA Declaración Universal de los Derechos Humanos consideró 30 artículos que adjuntamos en esta presentación.
“Un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”
Este recinto deportivo fue declarado a través del decreto ley N°710 en septiembre del año 2003, Monumento Histórico Nacional por el significado que tiene para su arquitectura y el deporte en nuestro país, y por haber sido el centro de reclusión, tortura y muerte más grande entre los meses de septiembre y noviembre del año 1973., más específicamente del.
En este recinto deportivo, hay 9 sitios de memoria y DDHH. que están protegidos y tienen una normativa especial para intervenir cerca de éstos y que obliga a nuestra institución a consultar y pedir informes al Consejo de Monumentos Nacionales.
La Corporación Estadio Nacional Memoria Nacional (ENMN), que tiene sus oficinas en el sector de piscina en este recinto deportivo, es quién tiene a cargo la administración de estos sitios de memoria y de mostrarlos a la ciudadanía en las denominadas “visitas guiadas”. Además, esta Corporación constituida por ex prisioneras/os políticos, también ha trabajado y sigue haciéndolo en la recopilación de fotos y testimonios de quienes estuvieron presos en dicho recinto.
A continuación se mostrará a través de un video los nueve sitios de Memoria y DDHH. que constituyen un patrimonio de todo el país y que día a día los visitan grupos de adolescentes y jóvenes de escuelas, liceos, población adulta nacional y extranjera.
“Un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”
A continuación te invitamos a ver la entrevista a Juan Osses, ex funcionario del IND, y detenido junto a Víctor Jara:
El Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada surge desde la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos (Fedefam), debido al uso sistemático de esta práctica durante las dictaduras cívico-militares del siglo XX.
Se denomina desaparecido o detenido desaparecido a toda persona que ha sido víctima de una desaparición forzada.
El 21 de diciembre de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas declara el 30 de agosto como el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, como una manera de manifestar también su preocupación por el aumento de las desapariciones forzadas en diversas regiones del mundo.
¿Cuántos fueron los desaparecidos en Chile?
Se consideran como tales a las 1210 personas consideradas detenidos desaparecidos en Chile tras el golpe de Estado cívico militar del 11 de septiembre de 1973. De estas personas, 60 eran extranjeros y 54 eran menores de edad.
Carlos Fariña, fue el detenido desaparecido más joven, un niño de 13 años, que el 13 de octubre de 1973 fue detenido en su domicilio, durante un allanamiento en la Población La Pincoya. 70 mujeres fueron hechas desaparecer, de las cuales 10 estaban embarazadas.
Muchos de los detenidos desaparecidos fueron sacados vivos o sin vida, después de la tortura, desde los lugares de detención en que se encontraban. Desde el Estadio Chile, hoy Estadio Víctor Jara, y el Estadio Nacional también se sacaron detenidos de los cuales nunca más se tuvo información, y que pasaron a ser detenidos desaparecidos.
Hasta día de hoy, no se encuentran los restos de la mayoría de los detenidos desaparecidos ya que ha seguido funcionando el pacto de silencio que hay de forma tácita entre los responsables civiles y de las FFAA.
La Asamblea General de la Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948, proclama la Declaración Universal de los Derechos Humanos como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.
Estos derechos, que en la Declaración Universal son 30, se caracterizan por ser:
Universales, significa que son para todos y todas y que se aplican en todos los lugares y en todos los tiempos. Es importante saber que, si bien todas las personas somos diferentes, nacemos libres e iguales en dignidad y derechos.
Indivisibles e integrales, porque el conjunto de derechos es lo que logra cuidar la dignidad de las personas, desde distintas áreas. Por ejemplo, para tener una buena alimentación que nos garantice la salud, es necesario tener trabajo y para eso se requiere de educación.
Inalienables, irrenunciables e imprescriptibles, las personas no pueden vender sus derechos o renunciar a ellos. Además, aunque haya pasado el tiempo, no prescriben, es decir, no pierden su valor. Son dinámicos, pues a medida que avanza la historia se reconocen nuevos derechos que se suman a los ya reconocidos.
Se entiende por memoria a las “formas en que las personas y los pueblos construyen sentido y relacionan el pasado con el presente en el acto de recordar respecto de graves violaciones a los derechos humanos (…)”.
*Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). / Principios sobre políticas públicas de memoria en las Américas, Resolución 3/2019.
“Es el cúmulo de experiencias de un pueblo (…) es el esfuerzo consciente de algunos grupos humanos por encontrarse con su pasado para conocer, explicar y valorar sucesos que conformaron la propia historia.“
*Comisión Presidencial Coordinadora de la Política del Ejecutivo en Materia de Derechos Humanos (COPREDEH). / Derechos humanos, memoria histórica, reparación y resarcimiento. Guatemala: COPREDEH, 2011.
“Se refiere a los fenómenos conmemorativos, entendidos como representaciones materiales o como actos de evocación, que se manifiestan en el espacio público y se dedican al recuerdo de acontecimientos concretos (…)”.
*ONU. / Consejo de Derechos Humanos, Informe de la Relatora Especial sobre los derechos culturales, Farida Shaheed: Procesos de preservación de la memoria histórica, 23 de enero de 2014.
Durante la dictadura hubo recintos deportivos pertenecientes al Estado, Municipalidades o a privados que fueron utilizados como Centros de Detención y Tortura. Te invitamos acá a conocerlos y revisar un poco la historia de ellos…
RECINTOS ADMINISTRADOS POR EL IND (Ex DIGEDER):
Este recinto estuvo a cargo de la Armada. Los testimonios señalan que sirvió para mantener personas detenidas durante el año 1973. Según los declarantes ante la Comisión, desde el momento de su arresto los prisioneros eran amenazados, maltratados y golpeados. Hubo una cantidad importante de detenidos del barrio donde se encuentra el mismo estadio. Algunos testimonios señalan que en cuanto los arrestaban los ataban y a culatazos, los llevaban al Estadio exhibiéndolos públicamente por las calles.
En el recinto eran mantenidos en los camarines inundados con agua, o en las graderías o en la cancha. Permanecían a la intemperie, privados de alimentos y abrigo. De acuerdo a los relatos, los detenidos sufrieron golpizas con pies y puños y culatazos. Después de horas o un día de detención, eran trasladados en su mayoría a los buques Lebu o Maipo o a la Academia de Guerra.
(Fuente: Informe Valech).
Los antecedentes presentados coinciden en señalar que este recinto estuvo a cargo del Ejército y de Gendarmería. Funcionó entre septiembre de 1973 y 1974. Según los testimonios, el mayor número de prisioneros se registró en el año 1973. Junto con la isla Quiriquina, fue el campo de reclusión que mayor cantidad de prisioneros concentró en la región. Según los testimonios ante la Comisión, los prisioneros provenían de distintas ciudades de la región. La mayoría ya habían estado previamente detenidos en comisarías, retenes, recintos de Investigaciones y cárceles. Denunciaron que en la mayoría de estos lugares habían sido sometidos a malos tratos y torturas, por lo que llegaban en precarias condiciones físicas y anímicas. Desde el Estadio Regional, según los declarantes, fueron llevados a otros recintos como la Base Naval de Talcahuano, isla Quiriquina, regimiento de Los Ángeles, cárceles.
Los menos quedaban en libertad luego de varios meses de reclusión. Un grupo importante de prisioneros señaló haber sido conducidos desde este lugar al Campamento de Prisioneros de Chacabuco, en la Segunda Región del país, y desde allí posteriormente al Campamento de Prisioneros de Puchuncaví, en la Quinta Región. El traslado hacia el Campamento de Prisioneros de Chacabuco se realizó en avión, donde eran amenazados constantemente de ser arrojados al mar durante el vuelo. Según las denuncias, los prisioneros eran mantenidos en los camarines del Estadio, los que tenían distintas dimensiones y características. Allí permanecían hacinados sobre un piso de baldosa, cubierto con una capa de aserrín o paja.
Durante el día estaban en las tribunas del estadio, al aire libre, con prohibición de quedarse en los camarines. Los declarantes plantearon que algunos de estos camarines, con puertas de hierro y sin ventilación alguna, eran utilizados como lugares de incomunicación y torturas. El único medio de ventilación era el resquicio que dejaba la puerta en su parte inferior. De ese modo los incomunicados podían saber si era día o noche. Después de muchos días de incomunicación, sin agua ni alimento alguno, los detenidos salían con problemas de visión debido al encierro. Durante los interrogatorios permanecían encapuchados. Los ex prisioneros políticos denunciaron que por varios meses permanecieron incomunicados, sin contacto con sus familias.
Señalaron haber sido sometidos a torturas. Relataron haber sufrido golpes, simulacros de fusilamiento, el submarino seco y el mojado, amenazas, vejaciones, aplicación de electricidad, golpes reiterados en las plantas de los pies, el teléfono, posiciones forzadas y la violencia de presenciar torturas a otros detenidos. Asimismo, las víctimas coinciden en señalar que fueron obligadas a permanecer durante horas y de pie al sol, sin agua ni alimento.
(Fuente: Informe Valech).
Durante 1973 este recinto, que estaba a cargo del Ejército, se utilizó para la reclusión de presos políticos. Los detenidos, hombres y mujeres, provenían en su mayoría de otros recintos. Durante su permanencia eran mantenidos en una sala del gimnasio de 36 x 26 metros, con camarotes o camas de campaña, dormían en las graderías del gimnasio. No se les permitía salir al aire libre y en cuanto ingresaban se les asignaba un número, a modo de identificación; por ese número serían llamados durante toda su permanencia en el lugar. Los conducían a interrogatorios al regimiento de caballería, al SIM de Valdivia en la calle Errázuriz y al cuartel de Investigaciones de esta ciudad. Algunos denunciaron haber sido trasladados en camiones cerrados.
Los declarantes denunciaron también golpes, simulacros de fusilamiento y aplicación de electricidad.
(Fuente: Informe Valech).
Según consta de los antecedentes, este lugar fue utilizado desde septiembre del año 1973 hasta el año 1974. Este recinto se habilitó como lugar de reclusión, interrogación y tortura de prisioneros, hombres y mujeres, provenientes desde regimientos, centros de torturas y la isla Dawson. Estaba a cargo de la FACH. Hubo un flujo constante de prisioneros que ingresaban, eran trasladados o liberados.
Mientras permanecían en el recinto eran ubicados en un pabellón situado cerca de la entrada trasera del estadio, donde estuvieron incomunicados en los camarines, divididos en dos grupos. Durante el día debían trabajar en obras de término del estadio, aunque gran parte del tiempo permanecían encerrados.
Los ex detenidos en este lugar denunciaron haber sufrido golpes, trabajos forzados, simulacros de fusilamiento, fueron obligados a escuchar y presenciar las torturas a otros prisioneros, a ejecutar ejercicios forzados y a golpear a sus compañeros.
(Fuente: Informe Valech).
El Estado Nacional de Santiago es un gran complejo deportivo. La cancha de fútbol estaba rodeada de graderías con capacidad para recibir aproximadamente 70 mil espectadores. En ese sector fueron ubicados los prisioneros. Otro sector del estadio, el velódromo, fue habilitado para efectuar los interrogatorios. Este recinto estuvo a cargo del Ejército. Hubo detenidos allí entre septiembre y noviembre del año 1973. El día 22 de septiembre, según la Cruz Roja Internacional (CRI), había miles de detenidos. El informe agrega que hubo entre 200 y 300 extranjeros de diversas nacionalidades.
Miles de detenidos, hombres y mujeres, provenientes de distintos lugares de la Región Metropolitana fueron trasladados a este lugar. De acuerdo a las declaraciones recibidas, fueron detenidos en circunstancias muy diversas: algunos en sus lugares de trabajo, otros en allanamientos a poblaciones o en sus domicilios durante operativos militares y policiales. Otros testimonios coinciden en señalar que fueron trasladados desde otros recintos de detención de Santiago y sus alrededores. Llegaban en muy malas condiciones físicas, luego de haber vivido horas o días sometidos a constantes interrogatorios y torturas.
Los detenidos recibían maltratos desde el momento que ingresaban. Una vez registrados los datos de cada detenido, eran ubicados bajo la marquesina del estadio. Posteriormente eran trasladados a los camarines, en donde pasaban las noches. Unos seis camarines fueron utilizados como celdas masivas. La primera sala del ala derecha fue utilizada como sala de interrogatorios y torturas. La vigilancia estaba a cargo de conscriptos que se ubicaban a cinco metros de cada puerta de los camarines. En cada entrada a los pasillos se había instalado una ametralladora punto cincuenta.
En los camarines los prisioneros permanecían hacinados, sin el abrigo necesario, en precarias condiciones higiénicas. Aunque algunos organismos internacionales donaron frazadas para los prisioneros, éstas se hicieron insuficientes. Según los testimonios, en este recinto los prisioneros permanecían incomunicados y no estaban autorizadas las visitas de familiares o de los abogados.
Hombres y mujeres estaban separados. Los varones debían pasar la mayor parte del día en las graderías del estadio. Se denunció que un encapuchado se paseaba entre los detenidos identificando a determinadas personas como militantes de izquierda. Los relatos señalan que la persona bajo la capucha pudo haber sido siempre la misma o acaso fueron varias. Las mujeres permanecían en el sector de la piscina del estadio. Hay testimonios de mujeres embarazadas que, torturadas sin considerar su estado, sufrieron abortos.
Los interrogatorios se realizaban en el velódromo. Los detenidos eran sometidos durante largos períodos a sucesivos interrogatorios en los que se les infligía torturas. En ellos, denunciaron, haber sufrido golpes de pies y puños, o con un implemento de goma o de fierro, en algunos casos hasta producir fracturas; aplicación de electricidad; fueron amarrados con las manos en la espalda y atados a una silla; les sumían la cabeza en un estanque de agua; soportaron violaciones y vejaciones sexuales las mujeres y también los hombres. Se recibieron testimonios que señalaban que les revisaban la vagina o fueron obligadas a presenciar violaciones de otras mujeres. Hombres y mujeres sufrieron colgamientos, el teléfono, quemaduras con cigarrillos, fueron pisoteados, sufrieron simulacros de fusilamiento y amenazas de muerte en forma permanente.
(Fuente: Informe Valech).
De acuerdo a los antecedentes recogidos por la Comisión, este recinto estuvo a cargo del Ejército y Carabineros. Se trataba de un recinto deportivo cerrado, sin ventanas, con una cancha central y graderías.
El mayor número de prisioneros se concentró durante 1973. Hubo detenidos hasta 1974.
Los testimonios permitieron establecer que, al principio, algunos presos fueron ubicados en la cancha. Al aumentar el número de los detenidos, comenzaron a usarse las graderías. Durante su permanencia en este recinto los prisioneros eran incomunicados y sometidos a un severo régimen disciplinario. Las luces se mantenían encendidas en forma permanente y existía un deliberado sistema de alimentación a diversas horas, lo que provocaba una pérdida del sentido del tiempo.
Existen antecedentes que indican que muchos de los interrogatorios los efectuaron efectivos del Servicio de Inteligencia Militar (SIM). De manera constante y aparentemente arbitraria los efectivos a cargo del recinto sacaban personas con destino desconocido.
Las numerosas declaraciones de detenidos que estuvieron en este recinto dan cuenta de la aplicación permanente de malos tratos y tortura.
Los testimonios indican que quienes estuvieron allí sufrieron golpes, amenazas, simulacros de ejecución, colgamientos, quemaduras con cigarrillos, aplicación de electricidad y la violencia de presenciar ejecuciones en el estadio. Las mujeres señalaron haber sufrido vejaciones sexuales y violación.
(Fuente: Informe Valech).
RECINTOS ADMINISTRADOS POR EL ESTADO, MUNICIPALIDADES O PRIVADOS:
Este recinto estaba ubicado en calle O’Higgins Nº 1026, aledaño al gimnasio cubierto de Punta Arenas, junto al mar. Estaba alejado de la zona residencial y cerca de las instalaciones de la Armada. Según consta de los datos entregados a la Comisión, fue utilizado desde septiembre del año 1973 hasta el año 1974. La mayoría de los casos se registraron en 1973. Se trataba de un edificio construido en 1972 para incentivar las actividades deportivas en la zona y que lo utilizó el ejército. Luego del 11 de septiembre se usó como centro de interrogatorios y torturas para prisioneros, hombres y mujeres, que eran traídos desde otros centros de detención en la región, tales como los
(Fuente: Informe Valech).
Consta, según los datos entregados a la Comisión, que la mayoría de detenidos correspondía al año 1973. Este centro de prisioneros estuvo a cargo del Ejército. Era un local techado con una cancha de básquetbol y graderías para tres mil personas. Los detenidos fueron instalados en la cancha, mientras las graderías estaban ocupadas por militares, cuyas armas apuntaban hacia los prisioneros. No tenían ninguna privacidad para lavarse y hacer sus necesidades básicas. La alimentación era restringida: tenían un horario determinado para recibir comida de sus familiares y solo tres minutos para acudir a recibirlos a la puerta. Los reclusos debían correr a recibir su comida, bajo la amenaza de que, de no alcanzar, no recibirían nada. Los declarantes señalaron que los presos que vivían fuera de Osorno no recibían comida ni vestimentas ni frazadas. A este recinto llegaban detenidos procedentes de comisarías, retenes y cuarteles de Investigaciones de la provincia.
Su arribo era casi siempre en muy malas condiciones físicas, a consecuencia de las torturas que sufrieran en esos lugares. Debían dormir en el piso del gimnasio. Desde el estadio se les trasladaba con frecuencia, sin aviso y durante la noche, a la Fiscalía Militar, ubicada en el hospital base de Osorno o al cuartel de Investigaciones, para someterlos a interrogatorios y torturas.
Los ex prisioneros políticos dieron cuenta de haber vivido bajo constante amenaza y humillación psicológica en este lugar. También denunciaron haber sufrido incomunicación, simulacros de fusilamiento y aplicación de electricidad.
Sin embargo, establecieron que los más intensos y frecuentes tormentos los sufrieron en los recintos a los que fueron llevados para los interrogatorios.
(Fuente: Informe Valech).
Este recinto se encuentra emplazado a un costado de la Municipalidad de Panguipulli, es de propiedad municipal y lo administra la Corporación Municipal de Deportes. Según informa el municipio, se encuentra en muy mal estado, presentando filtraciones en varios puntos.
Por lo anterior tienen en su planificación presentar un proyecto de reposición para este recinto.
Se utiliza principalmente para actividades recreativas comunitarias, clases de educación física y baby fútbol.
(Fuente: Memoria Viva).
Funcionó como centro de detención y tortura desde octubre de 1973 hasta enero de 1974. Los presos políticos eran interrogados y sometidos a torturas, incluyendo golpes generalizados, simulacro de fusilamiento, aplicación de electricidad, para luego trasladarlos a otros recintos en la ciudad de Los Ángeles o en Concepción.
El traslado se efectuaba en muy malas condiciones, en camiones cerrados, con gran hacinamiento. La mayoría de los detenidos eran traídos desde comisarías o retenes de la zona, o bien inmediatamente después de ser detenidos. Allí permanecían incomunicados, sin recibir alimentación. Muchos de ellos fueron trasladados posteriormente a centros más permanentes de detención, tales como el Regimiento de Infantería de Montaña N.17 “Los Ángeles”, donde los presos eran sistemáticamente torturados.
(Fuente: Valech, Rettig y Memoria Viva)
Fue ocupado como lugar de detención por un corto período. Este recinto funciono sólo durante el mes de septiembre de 1973. Los detenidos, hombres y mujeres, permanecían horas o días y posteriormente eran trasladados a los diversos recintos militares o dejados en libertad.
(Fuente: Memoria Viva).
El Estadio Morro de Talcahuano, según el informe Rettig se utilizó como recinto de detención y exterminio por parte de la DINA así lo cuenta “Arros, de 27 años, casado, una hija, era estudiante de la Universidad Técnica del Estado y trabajaba como tornero en la Empresa Nacional del Carbón (ENACAR). Militante del MIR, fue detenido en su lugar de trabajo el 26 de septiembre de 1975 por agentes de la DINA y llevado al Estadio El Morro de Talcahuano. El 28 de septiembre su cuerpo fue encontrado en la morgue del Hospital de Lota Bajo con evidencias de haber sido torturado y con impactos de bala”.
(fuente Ciper).
Se trata del Fuerte El Morro, ubicado junto al estadio del mismo nombre, que tiene entre sus hitos haber sido un recinto militar en la Colonia, la Independencia y -desde el Golpe Militar de 1973- centro de detención y tortura clandestino. Además, operó el Servicio de Inteligencia Naval y luego el Centro de Inteligencia Regional (CIRE).
Posteriormente se mantuvo operativo hasta los tiempos en que estuvo vigente la DINA y luego la CNI, se estima que por el lugar pasaron alrededor de 400 personas.
(Fuente: Biobío Chile).
Demolido en el año 2012.
Sin descripción.
(Fuente: Informe Valech).
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